Érase una vez, en un país asolado por las guerras mundiales, una niña de corazón sereno y luminoso. Se llamaba Lilith.
Nacida de Dos Linajes de Dolor
Así nació Lilith : de dos linajes de dolor profundamente enterrado y amargo silencio, pero con un claro camino espiritual en su interior que la llevó a hacerse preguntas desde la infancia, en una búsqueda constante de conocimiento.
Su hogar era un lugar de sombras, violencia y frialdad. Este sufrimiento era el mejor abono para no perder nunca de vista el camino místico.
El Regreso del Guardián
Pasaron los años. Cuando la figura masculina de la sombra furiosa apareció en su puerta, sintió la misma oleada de tensión, el perpetuo estado de alerta interior que había conocido toda su vida. Pero esta vez, algo era diferente. La diosa de su corazón estaba con ella, sus guías espirituales y ancestros susurraron: «Este es el umbral de la prueba para liberar los traumas violentos que has experimentado en tu vida a manos de seres masculinos».
De repente, la certeza y la claridad de que finalmente debía y podía poner fin a ese ciclo de impotencia y miedo que tan bien conocía, le invadieron. Informó a los guardianes de la ley, quienes habían quedado cegados por la antigua gloria del atacante. Lilith quedó atónita.
Pero cuando descubrió el hilo conductor de sucesos similares durante los últimos siete años, la situación cambió.
El Portal al Dolor Reprimido
Como de la nada, se abrió un portal: una grieta en el espacio que le permitió viajar a la tierra olvidada de su dolor interior. Lilith recordó a los agresores masculinos, sus gritos, la persecución y el ataque físico. Había reprimido los acontecimientos en lo más oscuro de su conciencia.
Sabía que era el momento de mirarse en el espejo de sí misma e indujo un trance para viajar a través del tiempo, a ese momento que sería la clave para comprender:
En el mundo exterior al mundo del templo que conocía, Lilith entró en un reino de pasillos fríos y máscaras silenciosas, un lugar donde la justicia era una espada afilada. Necesitó todas sus fuerzas para cruzar ese umbral y entregar su voz al consejo de guardianes de piedra, quienes juzgan con una consciencia diamantina. Se desplomó justo cuando estaba a punto de registrar su historia.
Lilith sintió la gélida conmoción que ese momento aún hoy provoca en sus células: el temblor de la reprimida al perder el coraje. Los guardianes del orden, cegados por la gloria y el esplendor del pasado del agresor, siguieron su ejemplo.
Pero esta vez, regresó a ese momento en su memoria y pudo dar su testimonio con un corazón puro. Un alivio infinito la invadió; todo comenzó a reacomodarse, como el agua que recuerda su cristalino orden primigenio.
El Consejo de Piedra impuso una dura sentencia, el agresor dejó tras de sí un largo rastro de difamación, malicia y calumnia. Lilith despertó del trance y se sintió aliviada.
Pero en cuanto abrió los ojos, unas formaciones mentales descontroladas la atacaron.
El Mensaje de los Ancestros
En medio de la tormenta de pensamientos, Lilith huyó a un olivar y se apoyó en el tronco de un árbol.
Suaves. Sanadoras. Pacíficas: estas frecuencias fluían a través de ella. Una amorosa voz femenina le habló desde otra línea temporal:
„No estás sola. Y ya no eres la víctima. Tu camino místico ha abierto un portal hacia tus ancestros femeninos. Se trataba de pura presencia energética ante el Consejo de Piedra, ya no de acusaciones“.
Había sabiduría en esta voz; ella sintió: era una sacerdotisa de la tierra de la Atlántida que le hablaba a través del olivo. Una vez compartieron el mismo destino, obligadas a huir y silenciadas.
„La línea ancestral femenina sana a través de ti“.
Margarete escuchó esta frase en su interior. Los olivos habían soportado milenios, visto guerras, sentido lágrimas, y aun así permanecían en pie: pacientes, arraigados, bondadosos. Este era el camino que ella quería tomar.
El Poder Sanador de los Seres del Árbol
En su presencia verde oscuro, era más facil centrarse en la respiración y su cuerpo.
Una aceituna cayó al suelo junto a ella, y Lilith no pudo evitar sonreír:
„La tierra te sostiene. Incluso ahora. Respira y permanece en el ahora“.
Lilith rezó con más intensidad que nunca ser guíada por la Díosa de su corazón. Su claridad sobre esta puesta en escena de poder e impotencia, violencia y miedo era clarísima, y comprendió profundamente por qué tenía que vivir cada paso conscientemente: consciencia de observador, neutralidad – el objetivo.
El nudo gordiano del trauma y la impotencia
se rompió; la oscura sombra se disolvió.
Al llegar a su cabaña después de la audiencia, una tarántula enorme atravesó su habitación. Estaba asustada y encantada. ¿Walburga? Esta encarnación del cambio confirmó su transmutación.
Yacía enferma en cama, con fiebre y sin voz, con un fuerte dolor de cabeza mientras comenzaba a escribir esta historia. Afuera, una violenta tormenta rugía, ráfagas de viento golpeaban violentamente el techo de metal; se sacudía y silbaba por cada grieta.
El Anillo de Fuego del Pacífico despierta
Esta semana, los elementos se orquestaron cósmicamente con su proceso de transmutación plutónica.
El Anillo de Fuego del Pacífico estaba activo; en la noche febril, el volcán de Rusia entró en erupción, y en su interior, la voz de los siglos estalló.
El día de la audiencia, llovió y hubo tormenta. Una verdadera purificación, tanto interna como externa.
Dos días después, Lilith soñó con formar parte de una red de raíces y plantas que abarcaba todo el planeta.
Era una realidad energética y tangible de la que no quería despertar.
Poco a poco comprendió que cada persona era un elemento del todo y la importancia del proceso de refinar el ser hacia la conciencia cósmica.
Cuando Lilith despertó, supo que había hablado por todas las antepasadas que alguna vez permanecieron en silencio.
Las antepasadas fueron redimidas.
El olivo resplandeció bajo el sol del atardecer.
Comenzó un nuevo capítulo.